La lavanda es un arbusto perenne icónico, famoso por sus espigas de flores moradas y su fragancia relajante. Como planta de origen mediterráneo, está perfectamente adaptada a veranos calurosos y secos, y requiere muy poco mantenimiento una vez establecida. Es una planta excelente para atraer polinizadores como abejas y mariposas al jardín.
Puedes trasplantar lavanda principalmente en primavera (marzo-mayo) o principios de otoño, ya que estas estaciones favorecen el establecimiento de raíces fuertes antes del calor o el frío extremo. Para la cosecha, el momento ideal es en verano, entre junio y agosto, justo cuando las flores están a punto de abrirse por completo pero ya presentan color, antes de que se pongan grises.








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