La lechuga (Lactuca sativa), propia de las regiones semi-templadas, que se cultiva con fines alimentarios. Debido a las muchas variedades que existen, y a su cultivo cada vez mayor en invernaderos, se puede consumir durante todo el año. Normalmente se toma cruda, como ingrediente de ensaladas y otros platos, pero ciertas variedades, sobre todo las de origen chino, poseen una textura más robusta y por ello se emplean cocidas.
El nombre genérico Lactuca procede del latín lac, -tis (leche). Tal etimología refiere al líquido lechoso (o sea, de apariencia “láctea”) que es la savia que exudan los tallos de esta planta al ser cortados. El adjetivo específico sativa hace referencia a su carácter de especie cultivada.
La lechuga es la reina de las ensaladas, hasta el punto de que en Francia no existe diferencia entre el apelativo de la planta y su preparación culinaria. Las dos reciben el nombre de salade, aunque también se use el de laitue para algunas clases de lechuga.
La gran variedad de lechugas cultivables la convierte en una planta muy indicada y apreciada en los cultivos del huerto familiar. En España, durante años sólo conocíamos y comíamos las lechugas romanas, grandes, crujientes y blanqueadas a base de atar sus hojas con un esparto. Pero los turistas, nos trajeron sus apetencias por otras variedades más populares fuera de nuestras fronteras. Por eso hoy podemos hallar en los mercados y en las tiendas de semillas un gran surtido a la hora de la siembra. Esto hace muy interesante su cultivo pues, aparte de permitirnos una variada gama de sabores, colores y texturas, sus ciclos vegetativos son diferentes. Sembrando diversas clases en una misma fecha, obtendremos cosechas escalonadas en el tiempo,ya que, sobre todo en los mese cálidos, las lechugas tienden a espigarse y montar el flor con rapidez.
Descripción de la lechuga:
La lechuga es una de ese especies en las que se observa con claridad la acción de la mano del hombre. Se trata de una planta de pequeño tamaño y muy amarga en estado silvestre. Ello implica que dejada crecer de modo espontáneo y sin recibir las atenciones debidas (riego y materia orgánica copiosa), tenderá a asilvestrarse, reduciendo su tamaño y amargando con facilidad.
Si queremos alimentarnos bien, nutrirnos y disfrutar de los sabores auténticos de las cosas, el cultivo de lechugas en nuestro huerto o jardín resultará vital. La actual producción industrial de lechugas conlleva un uso y abuso de abonos nitrogenados para que la planta absorba mucha agua y crezca con suma rapidez. Ese crecimiento antinatural, se fuerza suministrándoles hormonas vegetales (ácido giverélico), que aceleran considerablemente el ciclo vegetativo de las lechugas.
De los tradicionales dos o tres meses de espera entre la siembra y la recolección según variedades, hoy día se consiguen ciclos completos de entre treinta y cincuenta días. Por lo tanto, no es de extrañar que las lechugas comerciales que hallamos en tiendas y supermercados sean insípidas, o incluso tengan un sabor desagradable. Además su conservación es pésima, y tienden a estropearse o pudrirse con facilidad, pues en definitiva son casi todo agua y nitratos.
9 valoraciones en la planta de Lechuga
maria perez –
me ha encantado, super faciles de plantar
maria perez –
me han encantado.
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buena planta
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buena planta
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buena planta llego en buen estado
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buen plantel,bien empaquetado
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buen plantel,bien empaquetado
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buena planta,bien empaquetado
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buen plantel,bien empaquetado